Como en casi todos los ámbitos de la vida la cuestión del tratamiento de los datos personales por terceros se encuentra en una situación de tensión.
Esta tensión deriva de que los ficheros que reflejan circunstancias y perfiles de personas concretas han llegado a ser de tal maleabilidad y magnitud que ostentan un indudable valor económico.
Una base de datos de personas puede ser “filtrada” en términos tales que recoja sólo la lista de las personas que “dan el perfil” correcto para un negocio. Tener esos datos es por tanto valioso para cualquier actividad de márketing, y por tanto objeto de comercio.
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